INTRODUCCIÓN
Cuando se produce una interrupción de la función del sistema vestibular en los niños, se producen síntomas de vértigo o mareos, oscilopsia o inestabilidad de la mirada y retraso en el desarrollo o disminución del equilibrio y otras habilidades motoras.1-6
Los niños que presentan estos síntomas o que tienen un diagnóstico conocido potencialmente por alterar el sistema vestibular deben tener un examen del funcionamiento del sistema vestibular por un profesional que haya completado un entrenamiento especializado en rehabilitación vestibular o una evaluación diagnostica integral. En base a los resultados de las pruebas de detección y/o diagnóstico, se debe prescribir un tratamiento, tanto medico como de rehabilitación.4,5
Intervención Medica
La intervención médica por daño al sistema vestibular se limita a fármacos o a intervención quirúrgica, según se justifique dependiendo del diagnóstico real o de los factores causales.
Los niños con migraña deben someterse a pruebas oftalmológicas completas, seguidas de un examen neurológico si se descartan problemas de visión. El tratamiento está dirigido a eliminar los factores desencadenantes (por ejemplo, problemas oculares, fatiga, estrés) y asesoramiento y tratamiento psicológico, si es necesario. Se pueden justificar tratamientos analgésicos simples para disminuir el dolor (p. ej., paracetamol, fármacos antiinflamatorios únicos o combinados, aspirina). Este enfoque terapéutico por sí solo suele ser suficiente para disminuir la frecuencia y la intensidad de las crisis.
En el caso de la laberintitis, el tratamiento consiste en la obtención de una muestra bacteriológica, y tratamiento antibiótico según se amerite. El objetivo es evitar o minimizar el daño al aparato cocleovestibular y evitar la propagación de la infección (p. ej., mastoiditis, parálisis facial, septicemia, meningitis y difusión séptica extrapetrosa). 5,6
El tratamiento del colesteatoma es quirúrgico y debe ir precedido y seguido de un estudio cocleovestibular completo.
Cualquier niño con mareos u oscilopsia después de un traumatismo craneoencefálico leve o una conmoción cerebral debe someterse a una prueba vestibular completa y al tratamiento médico adecuado, según se justifique.
Una vez que ha pasado la fase aguda de cualquier condición y persiste el retraso en el desarrollo o la interrupción de las habilidades motoras y del equilibrio, o si las pruebas de agudeza visual dinámica son positivas, se justifica la rehabilitación y se ha demostrado que es eficaz. 3,7-13
Rehabilitación
La rehabilitación para mejorar o aliviar la oscilopsia, el mareo o el vértigo y el desequilibrio ha demostrado ser eficaz en adultos. 10-13 La rehabilitación para niños es como la que se brinda a los adultos, pero modificada según la edad y el interés de la persona. El tratamiento debe centrarse en la adaptación, habituación y/o sustitución según el diagnóstico y los resultados de las pruebas. 8,9,14 El desafío es la modificación de las actividades para mantener el interés y la cooperación y para motivar al niño. Todas las actividades deben ser apropiadas para la edad y divertidas. Al igual que en los adultos, el tratamiento para el VPPB sería el reposicionamiento y no se detallará aquí. El enfoque aquí estará en la hipofunción (unilateral y bilateral), lesiones irritativas (es decir, fístula) y trastornos centrales.
Los mecanismos para la recuperación de las deficiencias funcionales relacionadas con el aparato vestibular (estabilidad de la mirada y equilibrio) son la habituación, la adaptación, la sustitución y el aprendizaje motor. Si la pérdida de la función vestibular ocurrió en el momento del nacimiento o poco después, las deficiencias incluirán un retraso en el desarrollo del uso de la visión y la somatosensación para el equilibrio y, por lo tanto, la intervención debe abordar la mejora del desarrollo de estas habilidades, en particular en niños con hipofunción bilateral. Si la hipofunción ocurre después del período crítico de desarrollo del equilibrio (aproximadamente a los 6 años) 15, entonces el reentrenamiento y la sustitución deberían ser suficientes y se observarán mejoras rápidas.
Rine et al 8 informaron que los niños con hipofunción vestibular bilateral mejoraron significativamente el equilibrio y el desarrollo motor después de la intervención. Los niños participaron en una intervención de ejercicio de 12 semanas centrada en la sustitución y la habituación, tres veces por semana, 30 minutos por sesión, bajo la dirección de un fisioterapeuta. Se detuvo el retraso progresivo del desarrollo motor y mejoró el equilibrio.
Braswell y Rine 7 también informaron mejores puntajes en las medidas de estabilidad de la mirada después de 6 semanas de entrenamiento de estabilización de la mirada adaptado para niños realizado 3 veces por semana, 20 minutos por sesión.
D’Agostino, Melagrana y Taborelli 16 informaron un caso de VPPB de canal horizontal en un niño de 10 años, con recuperación “espontánea” después de una hospitalización a corto plazo y movilización repetida (por ejemplo, rodar de lado a lado) en posición supina.
Las actividades de entrenamiento del equilibrio y la habituación deben modificarse según el nivel de madurez cognitiva e interés del niño, teniendo en cuenta al cuidador.
A diferencia de los adultos, el niño depende de los padres, cuidadores y terapeutas para llevar a cabo el programa y asegurar su cumplimiento. Por lo tanto, el uso de juguetes, juegos y otros artículos para facilitar el seguimiento visual, o el uso de columpios para proporcionar movimiento durante las actividades de estabilización visual, es importante para maximizar la participación y cooperación del niño.
En lugar de letras, que no son motivadoras ni divertidas, durante el entrenamiento de estabilización visual se pueden usar imágenes de líneas, pelotas en movimiento o animales con símbolos o letras.
Esta cooperación y esfuerzo es fundamental para la eficacia del régimen de ejercicios.
Por lo general, cuando los síntomas agudos han disminuido y se brinda el tratamiento médico adecuado (p. ej., cirugía para reparar la fístula), los niños están ansiosos por reanudar el juego y otras actividades apropiadas para su edad. Es fundamental monitorear el progreso y proporcionar capacitación diaria a corto plazo para que se lleve a cabo en el hogar con los cuidadores (por ejemplo, ejercicios de seguimiento visual, régimen de estabilización visual, actividades de equilibrio y movimiento para reanudar los niveles de actividad apropiados para la edad). 9,14
Rehabilitación Para Enfermedades Centrales
Aunque los informes de déficits vestibulares de origen en el sistema nervioso central en niños son raros, los informes en la literatura señalan:
- Los niños con problemas de aprendizaje presentan deficiencias en la organización sensorial y el equilibrio 17, y
- Los déficits de equilibrio son evidentes en niños con parálisis cerebral y la rehabilitación vestibular mejora las habilidades motoras y visuales en niños con déficit del sistema nervioso central, autismo y bebés prematuros con bajo peso al nacer. 18-22
El tratamiento se puede desarrollar para facilitar el uso y la integración de sistemas intactos, pero no utilizados, o para facilitar los mecanismos compensatorios. Por ejemplo, un niño con hipertonicidad y retraso en el desarrollo, así como evidencia de estabilidad visual y problemas de equilibrio, debe participar en programas que incluyan la facilitación y la mejora de la estabilización visual, la tolerancia al movimiento y el equilibrio durante la estabilización visual y el entrenamiento del equilibrio en diferentes entornos. La habituación, la estabilización de la mirada y la terapia de equilibrio y visión también pueden ser eficaces para mejorar los síntomas de mareos y problemas de equilibrio en niños con conmoción cerebral. 23
Conclusión
En resumen, los niños con problemas vestibulares responden favorablemente a la terapia vestibular y de equilibrio, adaptada a su edad y a sus logros. Los déficits vestibulares pueden ser de naturaleza periférica o central y, si son periféricos, pueden incluir la interrupción de uno o ambos lados (hipofunción vestibular uni o bilateral, respectivamente). La prueba integral de signos y síntomas es fundamental para un diagnóstico adecuado, que es fundamental para la identificación e implementación de intervenciones médicas y de rehabilitación adecuadas. Los programas de rehabilitación deben basarse en un diagnóstico apropiado, y la evaluación y las intervenciones deben ser realizadas por un terapeuta que haya completado con éxito el entrenamiento especializado.
Por R. M. Rine, PT, PhD y J. Braswell Christy, PT, PhD
Traducido por Sandra Hahn y Dr. Constanza Luna